Radiación UV y ¿cómo afecta a nuestra piel?
13 junio, 2024
La radiación ultravioleta (UV) es una forma de energía emitida por el sol que llega a la Tierra en forma de rayos invisibles. Estos rayos se clasifican en tres tipos según su longitud de onda: UVA, UVB y UVC. Los rayos UVC son absorbidos por la capa de ozono y no alcanzan la superficie terrestre, mientras que los UVA y UVB sí llegan y tienen diferentes efectos sobre la piel.
Tipos de radiación UV:
UVA (320-400 nm):
- Penetra profundamente en la piel, alcanzando la dermis.
- Contribuye al envejecimiento prematuro de la piel, causando arrugas y pérdida de elasticidad (fotoenvejecimiento).
- Puede inducir la formación de radicales libres que dañan las células de la piel y su ADN.
- Asociado al desarrollo de ciertos tipos de cáncer de piel debido a la mutación de las células dérmicas.
UVB (280-320 nm):
- Afecta principalmente la epidermis, la capa más externa de la piel.
- Es la principal causa de quemaduras solares (eritema).
- Estimula la producción de vitamina D en la piel, lo cual es beneficioso en cantidades moderadas.
- Tiene un rol significativo en el desarrollo de cáncer de piel, incluyendo el melanoma maligno, que es el tipo más peligroso.
Efectos de la radiación UV en la piel:
Quemaduras Solares:
La piel se enrojece, se inflama y puede llegar a ampollarse. Ocurre principalmente por la exposición a rayos UVB y aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel a largo plazo.
Fotoenvejecimiento:
Se manifiesta como arrugas, manchas oscuras, pérdida de tono y elasticidad. La piel adquiere una apariencia correosa y deshidratada. Resulta de la exposición prolongada a los rayos UVA.
Cáncer de piel:
Existen tres tipos principales: carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas y melanoma. Los dos primeros tipos están más relacionados con la exposición acumulativa a UVB.
El melanoma, aunque menos común, es el más peligroso y puede ser mortal si no se detecta a tiempo. Está asociado tanto con la exposición intermitente e intensa (quemaduras solares) como con la exposición crónica.
Prevención y protección:
Para minimizar los efectos negativos de la radiación UV, es crucial tomar medidas de protección:
Uso de protector solar:
Aplicando un protector solar de amplio espectro (que proteja contra UVA y UVB) con un SPF de al menos 30. Reaplicando cada dos horas y después de nadar o sudar.
Ropa protectora:
Usar ropa de manga larga, sombreros de ala ancha y gafas de sol con protección UV.
Evitar la exposición solar directa:
Evitar el sol durante las horas pico de radiación UV (10 a.m. a 4 p.m.). Buscando sombra siempre que sea posible.
Monitoreo de la piel:
Realizar autoexámenes regulares de la piel para detectar cambios o nuevos crecimientos sospechosos. Y consulta a un dermatólogo anualmente para revisiones profesionales.
En conclusión, aunque la radiación UV es una parte natural del entorno, la exposición excesiva puede tener efectos perjudiciales a corto y largo plazo en la piel. La adopción de prácticas de protección solar puede reducir significativamente estos riesgos y mantener la piel saludable. En MAPFRE cuidamos de tu piel y de tu salud. Con cada seguro nos aseguramos de tu bienestar. Conoce más de nuestro seguro de Gastos Médicos Mayores en nuestra página o llámanos al 800 0627373.